Para innovar la forma de nutrirnos y concebir realmente una alimentación sana, debes comenzar por tí mismo. Tus preferencias, tus inclinaciones, tus costumbres, cualquier cosa que te afecte especialmente, y este aspecto de nuestras vias quizá sea de lo más necesario, porque guarda un ritmo incansable, se puede y debe rectificar para extraer de ella la máxima rentabilidad y eficacia. Aquel viejo dicho: "Somos lo que comemos", es tan real como la vida misma y, sólo nosotros, somos los verdaderos responsables de ello.

 

Como se dice en este artículo, sólo una trasformación en nuestras costumbres y preferencias a la hora de adquirir y consumir productos comestibles, inducirá una alteración en la elaboración y oferta de alimentos exentos de tóxicos, concebidos de manera ecológica, mediante mecanismos de producción sostenible y que no originen residuos tóxicos o peligrosos para el medio ambiente.

 

Te pido, por favor, leas detenidamente (igual que yo), este artículo y te pongas mano a la obra, por tu bien y el de todos.